Con mi modesta capacidad para estos menesteres, le quiero dedicar unas líneas a Juan Morales Q.E.P.D., a modo de recordatorio.
¿ Quién era Juan Morales en lo que a Lucha Canaria se refiere ?
Juan Morales fue aquel hombre que se desvivió siempre por nuestro deporte aunque su labor la desempeñó siempre en el Rosario C.L., cosa que por otro lado le honra.
Lo conocí desde mi infancia, no en vano fuimos vecinos durante 31 años, hasta que me mudé a vivir a otra zona de Pto. Rosario.
En relación a la lucha lo vi por primera vez en la década de los sesenta, en una luchada que se celebró en el hospital viejo, hoy la Universidad Popular, los de mi época se acordarán, como también recordaran cuando se luchaba en El Oasis para las fiestas del Rosario (solían ejercer de árbitros Antañito Espinosa y Sr. Antonio Hormiga).
En Puerto del Rosario por aquellas fechas no había equipo de lucha constituido y mucho menos, terreros de lucha. Pero Juan Morales siempre estaba ahí a la hora de organizar o colaborar en lo que hiciera falta.
Juan Morales fue cofundador, junto con Cipriano Gutiérrez y otros, del primer equipo de lucha que se conoció en Puerto del Rosario, el Calero Fajardo, posteriormente se constituyó el Virgen del Rosario que un poco más tarde tomó el nombre que tiene actualmente, con la inestimable colaboración entre otros de D. Manuel El Cura.
A Juan Morales le daba igual ser el presidente, que vicepresidente, vocal, entrenador, mandador, portero, taquillero, arreglar el terrero, en fin, lo que hiciera falta, ahí estaba él, aunque verdaderamente no le gustaba nada el protagonismo.
Había que ver con que pasión vivía Juan Morales la lucha canaria, todas las tardes iba a vernos entrenar, desde que se fundó el equipo hasta que sus fuerzas se lo permitieron.
Me acuerdo perfectamente donde entrenábamos.
Empezamos en El Oasis, después en el solar de Perdomo, en el solar de Guevara, en otro solar que había junto al hotel Las Gavias, y en el solar de Juanito el del bar La Nasa, en El Charco.
Puedo recordar también como nos llevaba a todas las luchadas, metía a 6 o 7 en su furgoneta Peugeot de color azul, y nos llevaba hasta Jandía, aún cuando la carretera solamente estaba asfaltada hasta Gran Tarajal. No importaba, Juan Morales eso lo vivía intensamente.
Igual que si hacía falta arena para el terrero ahí estaba Juan Morales con su camión o si había que remangarse el pantalón para pisar la torta que posteriormente se extendía por todo el terrero, era igual lo importante para él consistía en arrimar el hombro.
Fueron muchas las horas, ¿que digo horas?, días, semanas, meses, años, los que le dedicó Juan Morales a su equipo, El Rosario, como a él le gustaba llamarle.
Juan Morales fue un hombre que jamás rehuyó a la brega. En ese aspecto nunca recibió una amonestación por pasividad.
En fin, cuantas anécdotas y vivencias se podrían contar de este incansable bregador que tanto tiempo le dedicó a la lucha canaria, especialmente a su equipo de toda la vida, el Rosario Club de Luchas.
La historia de la lucha canaria en Fuerteventura estaría incompleta si no le dedicara una página a D. Juan Morales Benítez.
Desde mi sencilla condición de aficionado a la lucha canaria, pienso sinceramente que el pasado domingo el pueblo de Puerto del Rosario perdió a unos de los más grandes puntales que ha tenido este municipio.
Bueno D. Juan, por ahora me despido, no se si lo he hecho bien o mal al escribir estas líneas, pero lo que si le puedo asegurar es que lo hago con el corazón, y si algún día nos volvemos a encontrar, sepa Ud. que puede contar conmigo para formar otro equipo, ah y que sepa también que me gustaría muchísimo que alguien llevará una propuesta al pleno del Ayuntamiento de Puerto del Rosario para que se le cambie el nombre al terrero Puerto Cabras, por el de Terrero Juan Morales, estoy casi seguro que todos los miembros del pleno estarían de acuerdo, porque además, hoy por hoy, que sentido tiene que ese terrero se llame puerto cabras. Suerte
Mi más sentido pésame a toda su familia.
El Cotillo, La Oliva a 17 de junio de 2011
Fdo: Cirilo González Santana